¿Emociones productivas?

La gestión emocional es fundamental en la creación de una empresa inteligente.

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La gestión emocional en los negocios.

Tiempo después, un par de años quizá y ya estudiando coaching ontológico, llegó a mis manos el libro de Daniel Goleman “Inteligencia emocional” y ahí cambié mi mirada, me pareció muy interesante.

Hoy, 20 años después tengo una creencia esencial en mi trabajo como coach y consultor:

La diferencia en una organización la hace la gestión de lo intangible.

Qué quiero decir con esto, que los procesos más sensibles para la vida de una empresa no los podemos poner sobre una mesa. Por ejemplo: la comunicación. Y hablo de la comunicación entre las personas que la forma entre sí y entre jerarquías. Es un intangible. En la que entiendo todos estamos de acuerdo que la comunicación es un activo fundamental en una empresa que pretende ser rentable, crecer, evolucionar, franquiciar, vender más, facturar y facturar y facturar hasta llegar manejar todo con un control desde abajo de una palmera y merendemos con bitcoins con dulce de leche?. Bueno, aquí tenemos una parte esencial de la empresa: la comunicación. Comunicación que puede variar según el estado emocional de las personas, equipos, sectores, regiones, etc.

Las emociones son parte permanente de las empresas. De todas las empresas.

De todas las organizaciones. De todos los equipos. De todos los grupos. Todas las personas relacionadas entre sí por un objetivo grupal forman parte de un ecosistema emocional.

Son parte de una emocionalidad base. Que es la emoción recurrente que transitan cada día.

La empresa verticalista basa su acción en el miedo.

La empresa tradicional, la empresa verticalista, base su eficiencia en generar una emocionalidad base negativa: el miedo. Ningún puesto está garantizado. De acá puede volar cualquiera y en cualquier momento. Son palabras que salen de las bocas y mentes verticalistas. Es crear una cultura laboral forjada en el hecho que el empleado tiene que estar agradecido del puesto que le está dando el patrón. Y lejos del manifiesto político, yo lo que quiero decir que eso no es cultura productiva. También, quiero aclarar que este modelo que gestión es transparente a la mayoría. Ocurre no porque exista maldad en sus dueños.

Esto ocurre así desde siempre. Es un paradigma militar. Y me parece óptimo para el ejército y la cocina profesional. En la guerra y en servicio no hay tiempo para reflexionar. Es tiempo neto de acción. Para el resto de los sectores productivos creo que es antiproductivo.

Trabajo como consultor de pymes desde hace 23 años y el escenario que veo frecuentemente en es una cabeza de empresa, su dueñ@, que hizo crecer a la empresa, muchas veces de la nada misma. Todo pasa por esa cabeza. Desde pensar esenarios futuros, solucionar problemas coyunturales, hacer negocios nuevos, pero también piensa

si el baño de empleados tiene papel. Nadie toma una decisión sin consultar a la cabeza.

Una vez, en un coaching, la persona coacheada me describía la escala jerárquica que lideraba y le dije: estás equivocad@, en realidad es así. Y dibujé en un papel lo que yo entendía que era la empresa, todo cargaba sobre sus espaldas.

Pensemos en la emocionalidad de ese líder. Pensemos en la emocionalidad de ese equipo que no tiene poder de expansión individual, ni colectivo porque todo para por esa cabeza.

Las emociones están siempre. Y son un filtro a la hora de relacionarnos, de mirar el futuro, las oportunidades del mercado, la lista podría ser muy larga. Entonces pregunto: no son demasiadas variables las variables intangibles de la empresa como para dejarlas fuera de los planes comerciales? Podemos aumentar la productividad mejorando el clima emocional de la organización. La calidad de vida laboral mejora la productividad. Esto no es hippie, ni zen. Es una simple ecuación productiva. Una empresa que dependiente de su líder no es un campo fértil para que las personas expandan su capacidad. La alquimia individuo grupal se apaga. Y en los genes de una empresa sana productivamente el ecosistema que la forma tiene que ser herramienta para la evolución personal y grupal. La empresa vertical aprende cuando aprende su cabeza. Entonces, una empresa que no sirve para la expansión de sus personas tiene un problema productivo esencial, no genera confianza. El miedo mata a la confianza. Y los equipos de alta performance confían en el equipo, confían en el otro. El otro es una oportunidad.

La gestión emocional es esencial para que las emociones no jueguen encontra de lo comercial.

El primer paso para poder cambiar algo es observarlo, después medirlo , cuantificarlo, porque tenemos que cuantificar lo intangible. Y crear un norte nuevo. Tiene que ser nuevo porque sino es más de lo mismo. Porque para tener nuevos resultados tendremos que hacer cosas que nunca hicimos. Y si nunca las hicimos quizá tengamos que aprender a hacerlas. Entonces entre lo que está pasando y lo que quiero que pase, está la brecha de aprendizaje. La gestión emocional es esencial para que las emociones no jueguen encontra de lo comercial. Es la inteligencia de hacerlas jugar a favor.

Desbloqueá la expansión de tu empresa!

Para desbloquear la expansión de tu negocio tenés que deletear el paradigma de la acumulación e incorporar un nuevo paradigma: el de austeridad de acciones, hacer menos para tener el mismo o mejor resultado. Lo llamaremos: -x+ (menos por más)El paradigma de acumulación tiene como principal bandera el esfuerzo.Si querés algo debes esforzarte para lograrlo. Conozco muchísima gente que se esfuerza muchísimo y no logra lo que quiere.El paradigma de austeridad, no garantiza que logres nada, pero la austeridad tiene como bandera, la efectividad. Entonces, en este paradigma, buscaremos ahorrar pasos para llegar a la meta y eso nos hará más efectivos. La observación y reflexión de las dinámicas productivas de la empresa, son la clave para poder aspirar a mejorarlas o cambiar de raíz.El paradigma de la austeridad es en esencia evolutivo porque crea círculos viciosos que nos tienen en movimiento permanente. El movimiento es vida. Sin acción no hay empresa. Y las empresas son organismos vivos. 

La cultura del esfuerzo genera más frustrados que exitosos.

La búsqueda del camino de la austeridad tiene como pieza esencial al aprendizaje. El aprendizaje nos mantiene el cerebro alerta. Y como siempre podemos ser más efectivos, el aprendizaje es constante. Lo nuevo estimula, el contexto emocional del aprendizaje es de ebullición lo que produce fertilidad para generar negocios sanos. Cerebro alerta, campo emocional positivo dos claves para mejorar tu performance emprendedora. La cultura del esfuerzo tiene una connotación muscular, de tensión muscular, el esfuerzo es tenso, de ceño fruncido, dientes apretados y hombros contracturados. Una cultura de falsa autoexigencia que termina por castigarnos cuando no logramos los resultados. Entonces llega la consagración mística del paradigma del esfuerzo: el sacrificio.La cultura del esfuerzo trae una idea bastante destructiva que lleva a la frustración: “ como yo me esfuerzo, como yo me sacrifico yo me lo merezco.” 

  Es un loop de esfuerzo, sacrificio, frustración, bajón, esfuerzo, sacrificio, frustración, bajón. Esto lleva a las organizaciones a ser un olla a presión emocional que no hay forma que termine bien. Para esto la gestión de las emociones debe ser más precisa y atenta. Pero, antes de eso tenemos que pensar desde dónde pensamos. Desde qué paradigma? Quiero creer que estamos de acuerdo en que abandonar un modelo mental arraigado para crear uno nuevo, es un desafío mayúsculo, con una curva de aprendizaje difícil de estimar.Toda esta dinámica de transformación trae un entramado mulitfocal para hacer, porque saltar de la zona de confort a ser un aprendiz de los resultados que querés generar es aceptar navegar en los mares de la incertidumbre. Teniendo claro que en el paradigma de la austeridad, cuando sientas estado de comodidad, es hora de elevar los estándares y otra vez ir por más efectividad.

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